El microprocesador es un componente
que dada su estructura, no tiene muchas opciones de reparación. Hay una serie
de factores externos que afectan su funcionamiento y que, aunque no siempre
llegan a dañarlo, generan síntomas muy diversos
Problema
El equipo se torna inestable; en un
principio, puede presentar bloqueos en aplicaciones que requieren mayores
capacidades, pero luego la circunstancia se repite frente a las tareas más
simples. Otros síntomas que aparecen son el reinicio repentino, pantallas
azules, errores de lectura de disco duro y disminución notable del rendimiento.
Causa
El microprocesador es refrigerado por
un conjunto de disipador y un ventilador denominado cooler. Este ventilador
utiliza un sistema de giro basado en una pequeña bobina y un eje de rotación.
El polvo y la humedad ambiental afectan en gran medidad este sistema, ya que
impregnan en el eje y provocan un efecto de frenado que disminuye su capacidad
de manera considerable. Esta situación eleva la temperatura de trabajo y genera
los inconvenientes que aquí describimos. Muchos de los bloqueos y reinicios son
motivados por el propio microprocesador, como modo de protección para prevenir
mayores males, cosa que no siempre puede evitarse. Por eso, es aconsejable
actuar de inmediato ante las primeras señales.
Primero debemos corroborar si esta
situación es la que está generando el problema. El SETUP de muchas motherboard
posee una página donde se informa la velocidad de rotación del ventilador y la
temperatura del microprocesador. Otra alternativa para verificar estos parametros
es utilizar un Software como Hardware Sensors Monitor. Si la velocidad de
rotación es inferior a las 300 RPM y la temperatura supera los 60 Grados
centigrados, será entonces el momento de actuar. Primero quitamos el ventilador
(Por lo general, sostenida al disipador con cuatro tornillos); observaremos el
eje de rotación en su parte inferior, oculto bajo un tapón de goma. Una vez al
descubierto, aplicamos una gota de aceite de máquina y giramos manualmente las
paletas de manera que éste se impregne a lo largo de todo el eje. Luego
retiramos el disipador y aplicamos una pizca de grasa siliconada en la cara que
hace contacto con el micro (la cual ayuda a transmitir el calor entre ambos),
en caso de que no haya más o esté reseca. Armamos todo y efectuamos otra
medición de la temperatura y la rotación.
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